28/12/2016
28/12/2016
La presente entrada va como pequeño homenaje al insigne Cervantes en el IV centenario de su muerte, conmemorado el año 2016 (más detalles en la web http://400cervantes.es/). Empecemos.
Decía Sto. Tomás que «las realidades simples y espirituales se borran más fácilmente de la memoria si no van asociadas a alguna semejanza corporal». Es decir, cosas abstractas e intangibles se recuerdan mejor a través de objetos que las evoquen.
Por ejemplo, los números: es más fácil acordarse del 22 pensando en dos patitos de goma que intentar retener la cifra sin más. De ahí que las técnicas de memorización siempre busquen figuras en representación de números.
Un procedimiento muy fácil es fijarse en objetos cuya silueta recuerde el trazo del número. Por ejemplo, el 1 podría ser un lápiz, un bastón, un puñal… cualquier cosa parecida al trazo vertical del 1; para el 2 es típica la figura del pato o ganso; el 3 puede ser la punta de un tridente, unas esposas abiertas, una serpiente formando dos curvas, etc.
Pero este sistema tiene un problema: la cosa se complica un tanto cuando se trata de encontrar figuras para cifras de dos o más dígitos como 10, 11, 12, etc. Aquí verdaderamente hay que echar mano de mucho ingenio.
En un libro inglés publicado en Londres en 1812 (The New Art of Memory de Gregor von Feinaigle) hay una tabla con ilustraciones de figuras que representan los números hasta 100. Y aquí nos encontramos con la sorpresa de que para las cifras 27 y 25 se utilizan los inmortales personajes creados por Cervantes: Don Quijote y Sancho Panza.
Don Quijote a lomos de rocinante erguido sobre los estribos y lanza en ristre era el 27: el caballo simula el número 2 (imagina una línea subiendo por la cabeza, bajando por el cuello y siguiendo en horizontal por por el lomo del animal) mientras que Don Quijote es el 7 (la lanza sería el trazo horizontal mientras que la escuálida figura erguida de Don Quijote sería el trazo vertical).
Sancho Panza con los brazos extendidos y montando del revés sobre su asno sería el 25: nuevamente el animal forma el número 2, mientras que Sancho representa el 5 (el brazo extendido es la línea vertical, el cuerpo la horizontal, y las piernas flexionadas la curva del cinco).
De este modo, si en tus próximas vacaciones por casualidad te asignan en el hotel la habitación 27, será muy fácil acordarse de este número: imagina a Don Quijote haciendo de botones y llevando tus maletas a lomos de rocinante (Don Quijote = 27).
Para representar los números 27 y 25 se podría haber buscado otras figuras, desde luego, pero la popularidad de los personajes los convertía en un modelo ideal. ¡Quién diría que la novela de Cervantes acabaría también proporcionando recursos mnemotécnicos!
Nota: imágenes de Don Quijote y Santo Panza extraídas de:
https://www.flickr.com/photos/internetarchivebookimages/14759182586/
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