En un amplio sentido, podríamos considerar mnemotecnia todo aquello que nos ayuda a recordar algo.
Por ejemplo, cambiarse un anillo de dedo o aquello de hacer un nudo en el pañuelo —cuando era costumbre llevar en el bolsillo un pañuelo de tela— podría considerarse una mnemotecnia, ya que sirve para recordar que tenemos algo pendiente.
No obstante, la palabra mnemotecnia suele utilizarse para referirse a ese conjunto de técnicas de memorización más o menos elaboradas que nos enseñan a memorizar de forma rápida y eficiente.
También se conoce como diccionario de mnemotecnias, reglas mnemotécnicas o sencillamente mnemotecnias, las recopilaciones de pequeños trucos —como acrónimos o abreviaturas— que nos recuerdan datos muy concretos.
Es un error muy común confundir «técnicas de estudio» con «técnicas de memorización», ya que los estudiantes necesitan a menudo memorizar gran cantidad de datos, pero... ¡cuidado! Estudiar no es memorizar (al menos, no consiste solo en memorizar).
La mnemotecnia enseña a memorizar, no a estudiar, por tanto, no puede considerarse una técnica de estudio; es más, algunos libros dedicados al estudiante ni siquiera mencionan las técnicas de memorización.
Supongamos que memorizo las recetas que aparecen en un libro de cocina. ¿Eso me convertirá en cocinero? Evidentemente, no. Puedo conocer todas las recetas de memoria y, sin embargo, no saber ni cómo se enciende un fogón.
Cuando estudiamos es para aprender a hacer cosas, no para memorizar cómo se hacen. Dicho de otra forma: vamos a la escuela para aprender a cocinar, no para memorizar recetas de cocina.
Por eso las técnicas de memorización no forman parte de ninguna técnica de estudio (un buen cocinero, obviamente, conocerá muchas recetas de memoria pero no porque se haya puesto a memorizarlas, sino por su buen dominio de la materia).
No obstante, a menudo se les exige a los estudiantes saber de memoria infinidad de datos: nombres, cifras, fechas, etc. Es entonces cuando las técnicas de memorización se convierten en una herramienta de gran valor, pues ayudan a retener esos datos en la memoria de forma fácil y duradera.
Pero tengamos presente que las técnicas de memorización tan solo son eso, una herramienta que ayuda a memorizar, no a estudiar.
Pues no. Igual que la mecanografía no hará que te crezcan más dedos en las manos, la mnemotecnia no hará que te crezca más memoria.
Ahora bien, igual que con la mecanografía aprendes a ser más rápido y eficaz con el teclado, con la mnemotecnia aprendes a ser más rápido y eficaz memorizando cualquier tipo de dato.
Quien domina la mnemotecnia parece que tenga una gran memoria, pero no es así; lo que tiene es el conocimiento de cómo memorizar.
Supongamos que eres un piloto de rallys. Para mejorar tus tiempos lo primero que haces es aprender ciertas técnicas de conducción: cómo entrar en las curvas, cuándo hay que pisar el freno, hasta donde hay que apurar las marchas, etc. Así, con ayuda de estas técnicas consigues reducir tus tiempos a la mitad.
Alguien que no sepa de automóviles podrá pensar que has incrementado la potencia del motor, porque ahora recorres el mismo circuito en mucho menos tiempo, pero no es así: la diferencia es que con las técnicas de conducción has aprendido a sacarle el máximo partido al vehículo.
Pues algo parecido ocurre con las técnicas de memorización.
Pensar que las técnicas de memorización van a aumentar tu memoria es tan absurdo como pensar que las técnicas de conducción van a aumentar la potencia del motor.
Expresiones como aumentar, incrementar o desarrollar la memoria no se deben tomar al pie de la letra, de forma literal; lo que en realidad significan es que con la ayuda de las técnicas se consigue un efecto como si se aumentara, incrementara o desarrollara la memoria, aunque en realidad no sea así.
La prueba es que si más adelante intentas memorizar sin ayuda de estas técnicas, comprobarás que tu memoria sigue siendo tan buena o mala como lo ha sido siempre.
La mnemotecnia no es una medicina. En caso de cualquier problema de memoria hay que recurrir al médico y seguir sus consejos.
Sí es cierto, no obstante, que con las técnicas de memorización se puede intentar compensar una memoria débil, además de ser un excelente ejercicio mental. Pero, insisto, no es ningún remedio ni cura.
Para comprender el papel de la mnemotecnia, simplifiquemos mucho y veamos la memoria como una especie de almacén donde cada paquete es un recuerdo almacenado.
En vez de dejar que estos paquetes entren en el almacén sin orden ni concierto, la mnemotecnia lo que hace es actuar como un gestor a la puerta de este almacén: su función es analizar, catalogar y etiquetar cada paquete que entra; los de color amarillo a la izquierda, los estrechos al fondo, etc. Así, de esta forma, después resultará mucho más fácil y rápido recuperar cada paquete (acordarse de lo memorizado).
La mnemotecnia, por tanto, no actua sobre el almacén ni sobre los paquetes allí guardados, es decir, no te va a ayudar a reparar los daños que pueda tener el almacén (memoria) o a encontrar paquetes perdidos (recuerdos), pues solamente trata con la información antes de que esta entre en la memoria.
En caso de problemas, la mnemotecnia lo único que puede hacer es aumentar las probabilidades de recordar aquello que se memoriza y así, en cierto modo, compensar un poco los «despistes» de una memoria que falla, pero no va a curar ninguna enfermedad.
Sí, podríamos considerarlo como equivalente. La palabra mnemotecnia no surge hasta principios del siglo XIX, anteriormente todo tipo de ayudas a la memoria se conocían como arte de la memoria, memoria artificial o artificiosa, ya que se memorizaba mediante artificios, es decir, mediante técnicas.
Me llamo Luis y soy el autor de algunos libros de mnemotencia, el más reciente Técnicas de memorización esenciales para estudiantes.
Cuando preparaba mi primer libro busqué en internet a ver qué se decía sobre la mnemotecnia y descubrí que en inglés había alguna página interesante, pero en español apenas nada (y lo poco que encontraba era muy superficial, escasamente útil). Así pues, en junio de 2007 pongo en marcha esta web con el propósito de dar a conocer a través de internet, y en idioma de Cervantes, todo lo relacionado con las técnicas de memorización.
Pero en tanto que personalmente apenas puedo dedicarle algún rato de tarde en tarde, la web ha ido creciendo principalmente gracias a la colaboración de todos aquellos enamorados de la mnemotecnia que, en la medida de sus posibilidades, han ido aportado sus conocimientos en forma de artículos, comentarios, enlaces, etc. ¡Tú también estás invitado a participar! Esta es una web colaborativa que espero siga creciendo con la ayuda de todos.
Índice contenidos
▸ ¿La mnemotecnia es una técnica de estudio?
▸ ¿Con la mnemotecnia puedo aumentar mi memoria?
▸ ¿La mnemotecnia puede curar problemas de memoria?
En un amplio sentido, podríamos considerar mnemotecnia todo aquello que nos ayuda a recordar algo.
Por ejemplo, cambiarse un anillo de dedo o aquello de hacer un nudo en el pañuelo —cuando era costumbre llevar en el bolsillo un pañuelo de tela— podría considerarse una mnemotecnia, ya que sirve para recordar que tenemos algo pendiente.
No obstante, la palabra mnemotecnia suele utilizarse para referirse a ese conjunto de técnicas de memorización más o menos elaboradas que nos enseñan a memorizar de forma rápida y eficiente.
También se conoce como diccionario de mnemotecnias, reglas mnemotécnicas o sencillamente mnemotecnias, las recopilaciones de pequeños trucos —como acrónimos o abreviaturas— que nos recuerdan datos muy concretos.
Es un error muy común confundir «técnicas de estudio» con «técnicas de memorización», ya que los estudiantes necesitan a menudo memorizar gran cantidad de datos, pero... ¡cuidado! Estudiar no es memorizar (al menos, no consiste solo en memorizar).
La mnemotecnia enseña a memorizar, no a estudiar, por tanto, no puede considerarse una técnica de estudio; es más, algunos libros dedicados al estudiante ni siquiera mencionan las técnicas de memorización.
Supongamos que memorizo las recetas que aparecen en un libro de cocina. ¿Eso me convertirá en cocinero? Evidentemente, no. Puedo conocer todas las recetas de memoria y, sin embargo, no saber ni cómo se enciende un fogón.
Cuando estudiamos es para aprender a hacer cosas, no para memorizar cómo se hacen. Dicho de otra forma: vamos a la escuela para aprender a cocinar, no para memorizar recetas de cocina.
Por eso las técnicas de memorización no forman parte de ninguna técnica de estudio (un buen cocinero, obviamente, conocerá muchas recetas de memoria pero no porque se haya puesto a memorizarlas, sino por su buen dominio de la materia).
No obstante, a menudo se les exige a los estudiantes saber de memoria infinidad de datos: nombres, cifras, fechas, etc. Es entonces cuando las técnicas de memorización se convierten en una herramienta de gran valor, pues ayudan a retener esos datos en la memoria de forma fácil y duradera.
Pero tengamos presente que las técnicas de memorización tan solo son eso, una herramienta que ayuda a memorizar, no a estudiar.
Pues no. Igual que la mecanografía no hará que te crezcan más dedos en las manos, la mnemotecnia no hará que te crezca más memoria.
Ahora bien, igual que con la mecanografía aprendes a ser más rápido y eficaz con el teclado, con la mnemotecnia aprendes a ser más rápido y eficaz memorizando cualquier tipo de dato.
Quien domina la mnemotecnia parece que tenga una gran memoria, pero no es así; lo que tiene es el conocimiento de cómo memorizar.
Supongamos que eres un piloto de rallys. Para mejorar tus tiempos lo primero que haces es aprender ciertas técnicas de conducción: cómo entrar en las curvas, cuándo hay que pisar el freno, hasta donde hay que apurar las marchas, etc. Así, con ayuda de estas técnicas consigues reducir tus tiempos a la mitad.
Alguien que no sepa de automóviles podrá pensar que has incrementado la potencia del motor, porque ahora recorres el mismo circuito en mucho menos tiempo, pero no es así: la diferencia es que con las técnicas de conducción has aprendido a sacarle el máximo partido al vehículo.
Pues algo parecido ocurre con las técnicas de memorización.
Pensar que las técnicas de memorización van a aumentar tu memoria es tan absurdo como pensar que las técnicas de conducción van a aumentar la potencia del motor.
Expresiones como aumentar, incrementar o desarrollar la memoria no se deben tomar al pie de la letra, de forma literal; lo que en realidad significan es que con la ayuda de las técnicas se consigue un efecto como si se aumentara, incrementara o desarrollara la memoria, aunque en realidad no sea así.
La prueba es que si más adelante intentas memorizar sin ayuda de estas técnicas, comprobarás que tu memoria sigue siendo tan buena o mala como lo ha sido siempre.
La mnemotecnia no es una medicina. En caso de cualquier problema de memoria hay que recurrir al médico y seguir sus consejos.
Sí es cierto, no obstante, que con las técnicas de memorización se puede intentar compensar una memoria débil, además de ser un excelente ejercicio mental. Pero, insisto, no es ningún remedio ni cura.
Para comprender el papel de la mnemotecnia, simplifiquemos mucho y veamos la memoria como una especie de almacén donde cada paquete es un recuerdo almacenado.
En vez de dejar que estos paquetes entren en el almacén sin orden ni concierto, la mnemotecnia lo que hace es actuar como un gestor a la puerta de este almacén: su función es analizar, catalogar y etiquetar cada paquete que entra; los de color amarillo a la izquierda, los estrechos al fondo, etc. Así, de esta forma, después resultará mucho más fácil y rápido recuperar cada paquete (acordarse de lo memorizado).
La mnemotecnia, por tanto, no actua sobre el almacén ni sobre los paquetes allí guardados, es decir, no te va a ayudar a reparar los daños que pueda tener el almacén (memoria) o a encontrar paquetes perdidos (recuerdos), pues solamente trata con la información antes de que esta entre en la memoria.
En caso de problemas, la mnemotecnia lo único que puede hacer es aumentar las probabilidades de recordar aquello que se memoriza y así, en cierto modo, compensar un poco los «despistes» de una memoria que falla, pero no va a curar ninguna enfermedad.
Sí, podríamos considerarlo como equivalente. La palabra mnemotecnia no surge hasta principios del siglo XIX, anteriormente todo tipo de ayudas a la memoria se conocían como arte de la memoria, memoria artificial o artificiosa, ya que se memorizaba mediante artificios, es decir, mediante técnicas.
Me llamo Luis y soy el autor de algunos libros de mnemotencia, el más reciente Técnicas de memorización esenciales para estudiantes.
Cuando preparaba mi primer libro busqué en internet a ver qué se decía sobre la mnemotecnia y descubrí que en inglés había alguna página interesante, pero en español apenas nada (y lo poco que encontraba era muy superficial, escasamente útil). Así pues, en junio de 2007 pongo en marcha esta web con el propósito de dar a conocer a través de internet, y en idioma de Cervantes, todo lo relacionado con las técnicas de memorización.
Pero en tanto que personalmente apenas puedo dedicarle algún rato de tarde en tarde, la web ha ido creciendo principalmente gracias a la colaboración de todos aquellos enamorados de la mnemotecnia que, en la medida de sus posibilidades, han ido aportado sus conocimientos en forma de artículos, comentarios, enlaces, etc. ¡Tú también estás invitado a participar! Esta es una web colaborativa que espero siga creciendo con la ayuda de todos.