Cuando escribí mi primer libro sobre técnicas de memorización, Consigue una excelente memoria publicado por la editorial CCS en 2008, no tenía en mente ningún público específico. El desafío era reunir y poner negro sobre blanco cuanto había aprendido sobre el tema a lo largo de los años —antes de que algún punto se perdiera en el laberinto de mi memoria— y compartir estos conocimientos con todos los que, como yo, se sintiesen atraídos por la magia de las técnicas de memorización.

Y punto final.

Sin embargo, la interacción con aquellos que tuvieron la amabilidad de compartir conmigo sus impresiones me hizo dar cuenta de que, la gran mayoría de quienes se habían interesado por el libro, eran estudiantes que buscaban en estas técnicas una ayuda para superar los estudios. De hecho, un problema recurrente era que sí, el mecanismo de las técnicas estaba claro, pero no sabían cómo aplicarlas a la materia que estuviesen estudiando.

Esto dio pie a dos libros más, Mapas de aprendizaje: una herramienta de memorización y Técnicas de memorización: casos prácticos, ambos publicados nuevamente por la editorial CCS en 2010 y 2013 respectivamente.

El primero buscaba ser un texto breve y sencillo que ofreciera una directriz de cómo trabajar la información de modo que luego pudiera ser fácilmente memorizada. El segundo recopilaba algunos ejemplos de cómo usar las técnicas para memorizar asuntos más complejos que una simple lista de palabras. Ambos estaban claramente orientados al estudiante y respondían a los requerimientos de quienes no habían encontrado en el primer libro aquello que buscaban; como una especie de anexos al trabajo original.

Ya podía poner, ahora sí, el punto final a mi aventura literaria.

Sin embargo, en mi fuero interno no estaba satisfecho, había como una especie de remordimiento reconcomiéndome el alma. Al centrarme en temas de ayuda para el estudiante sentí que había contribuido a desprestigiar algo tan magnífico como la mnemotecnia pues, en cierto modo, apoyaba esa imagen tan extendida como errónea de que todo esto no son más que "truquillos" a los que recurren los malos estudiantes para aprobar exámenes, es decir, poco más que una trivialidad sin valor.

¡Qué injusticia!

Así, esa incómoda sensación que al principio no era más que una pequeña nube de color gris, fue poco a poco transformándose en un huracán de categoría cinco. Tenía que escribir un libro que pusiera los puntos sobre las íes, que contara todo lo que nunca se cuenta en los típicos libros sobre técnicas de memorización e hiciera justicia a una materia tan asombrosa como esa que se esconde tras la palabra «mnemotecnia».

El resultado fue el título La pastilla verde publicado por la editorial Meridiano en 2016.

E insistí en el subtítulo «técnicas de memorización para mayores de 40 años» porque quería dejar claro que no estábamos ante el típico libro para jóvenes estudiantes, no. Este era un libro para adultos, para personas reflexivas interesadas en descubrir el fascinante mundo de las técnicas de memorización (de hecho, propuse el manuscrito a una editorial centrada en libro de ensayo).

El tiempo, sin embargo, ha demostrado que esto fue un gran error.

La mayoría de posibles lectores interpretó el título como un libro para estudiantes mayores de 40 años, lo cual no encajaba con su situación y dejaban el libro a un lado. Y los pocos que se animaron con la lectura, buscando aquí una ayuda para los estudios, descubrieron un texto que, obviamente, no cumplía con sus expectativas, dando lugar a críticas negativas (claro, se encontraron un destornillador cuando en verdad necesitaban un martillo).

No obstante, debo señalar que también hubo unos pocos lectores entendidos que celebraron este trabajo con entusiasmo, llegándome algunas críticas muy positivas. Así, pese a que comercialmente el libro no había alcanzado grandes objetivos y las cifras de ventas no animaban precisamente a repetir este tipo de aventuras, quise darme el gusto de materializar una loca idea que me rondaba por la cabeza desde hacía tiempo.

En línea con La pastilla verde, se trataba de poner en valor la mnemotecnia contribuyendo al descubrimiento o difusión de una faceta tan apasionante como desconocida, su historia, su pasado, su origen y evolución.

De este modo, nuevamente de la mano de editorial Meridiano, en el año 2019 surge el título En busca de la memoria perfecta. Y el subtítulo, esta vez muy meditado, creo describe perfectamente el contenido: «Episodios en la historia de las técnicas de memorización».

Lamentablemente, poco tiempo después las dificultades económicas obligaban al cese de actividad y cierre de la editorial responsable de estos títulos, desapareciendo junto con la empresa la distribución de los mismos. Hoy ya no se encuentran en ninguna librería —quizás algún ejemplar sobreviva en establecimientos de ocasión o segunda mano— y no se pueden adquirir.

En conclusión. Es evidente que las técnicas de memorización van a ser de gran ayuda para el estudiante que a menudo se ve ante la necesidad de retener en su memoria infinidad de datos. Pero las técnicas de memorización son más que eso, su abanico de posibilidades es casi infinito y su implicación en otras disciplinas, insospechado.

La pastilla verde —también En busca de la memoria perfecta— fue un libro que quiso romper con la línea establecida para este tipo de literatura y abrir un nuevo camino que mostrase otros aspectos, otras caras en general desconocidas de la mnemotecnia.

Su vida fue breve, pero es un libro... mejor dicho, son dos libros de los que, como autor, me siento enormemente orgulloso.

P.D.: En el año 2023 intenté darle una nueva vida al título En busca de la memoria perfecta preparando una segunda edición con nuevos contenidos añadidos. Está disponible en la plataforma de Amazon.