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ETIQUETAS: ars memoriae Eco interferencias loci lugares olvidar Trebisonda
18/11/2019
18/11/2019
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ars memoriae Eco interferencias loci lugares olvidar Trebisonda
Un inconveniente que puede presentar el método de los lugares —y todos cuantos parten de las misma idea— son las conocidas interferencias, estos es, que al tratar de recuperar el dato asociado a un lugar nos vengan a la mente varias de las imágenes que con el tiempo hemos construido en dicho lugar, y no logremos discernir cuál de ellas es la que nos interesa ahora (interfieren unas con otras).
La forma tradicional de esquivar este problema consiste simplemente en disponer de varias rutas y cada vez utilizar una distinta, de modo que cuando se agoten y volvamos a empezar por la primera habrá transcurrido el tiempo suficiente como para, en caso de interferencias, poder distinguir claramente las imágenes más antiguas de las más recientes.
Pero... ¿y si pudiéramos sencillamente olvidar las imágenes viejas y eliminar así una posible interferencia con las nuevas?
Jorge de Trebisonda, en su Rhetoricorum libri quinque de mediados del siglo XV (Venecia, entre 1433 y 1435), proponía «limpiar» los lugares de las rutas imaginándolos vacíos, sin nada asociado a ellos:
[...] y, para que esta figuración sea más sólida, podemos inventarnos a un hombre cualquiera que enfadado espanta las imágenes de todos los lugares.
La idea caló entre los autores de las Ars memoriae del renacimiento y, así, no es raro encontrar que estos trabajos finalicen con consejos de este estilo.
Incluso, entrados ya en el siglo XVII, vemos un trabajo como el de Alvaro Ferreira de Vera (Memoria artificial, Lisboa, 1631) con «reglas para olvidar», donde encontramos consejos como imaginar unas cortinas negras cubriendo los lugares, o que el dueño de lugares ha fallecido y todos están de luto, o que un eclipse lo ha dejado todo a oscuras sin que se pueda ver nada, o simplemente que un terremoto lo ha destruido todo.
Pero la eficacia de estas artimañas es dudosa. Como decía Umberto Eco, «esta técnica permite a uno, no olvidar, sino recordar que quiere olvidar algo» (véase La pastilla verde, capítulo 6, pág. 65).
Si alguna vez ofrecen resultados positivos creo que es más bien porque el «hombre enfadado» de Trebisonda ayuda a fijar una línea temporal, de modo que se pueda distinguir entre imágenes anteriores o posteriores a su presencia.
Pero si traigo todo esto a colación es porque recientemente, en un libro de 2018, encuentro el siguiente consejo:
Para “borrar” los objetos de la ruta/palacio, vuelve a repetir la ruta vacía varias veces...
Vaya... ¿estamos ante un inminente resurgir de los clásicos renacentistas? Habrá que ver como evoluciona la idea.
P. D.: En la próxima entrada expondré un truco mucho más útil para evitar posibles interferencias.
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