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Francis Bacon y los medios de apurar y ayudar la memoria

Un texto de Carlos Pardo

CATEGORÍA:  Iniciación

ETIQUETAS:  Baconconsejosmemoria

 1 comentarios 1/5/2016

 1/5/2016

 1 comentarios

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Iniciación

Francis Bacon en su famoso libro Novum Organum, de 1620, trata un poco sobre el tema de la memoria. Lo pone de ejemplo de cómo se debería proceder si alguien deseara estudiar la memoria y como usarla mejor.

Como ese libro no trata de la memoria he pensado que difícilmente alguien interesado en temas mnemotécnicos daría con él, salvo por casualidad si es aficionado a la Filosofía. Por eso reproduzco a continuación sus palabras.

Como veréis no aporta nada nuevo, pero resume un poco todas las estrategias de memoria que solemos usar. Y como esta todo tan bien resumido, y es un documento histórico de los conocimientos mnemotécnicos del s.XVI, he pensado que merece la pena conocerlo.


Tomamos, por ejemplo, como asunto de estudio, la memoria o los medios de apurar y ayudar la memoria.

Los hechos constitutivos son: el orden o la disposición que manifiestamente ayuda la memoria; luego los lugares, que son grande auxilio para el arte de acordarse, y bajo este título comprendemos los lugares propiamente dichos, como una puerta, un ángulo, una ventana y sus semejantes; las personas familiares y conocidas; además, cuanto se quiera utilizar para ese objeto (siempre que se le someta a un orden fijo), como animales, plantas, palabras, letras, caracteres, personajes históricos, etc.; bien que en esta variedad de elementos, sean unos más apropiados y útiles para el objeto que otros. Los lugares, por ejemplo, auxilian singularmente la memoria y llevan su potencia mucho más allá del grado que hubiera alcanzado por su natural capacidad.

De otra parte, se observa que los versos se aprenden y se tienen mejor en la memoria que la prosa. He aquí un grupo de tres hechos constitutivos: el orden, los lugares artificiales y los versos, que constituyen una primera especie de auxiliares de la memoria. A esta especie la llamamos la supresión de lo indefinido o la exclusión de lo vago.

En efecto, cuando se trata de evocar un recuerdo, si no se tiene ninguna noción previa, ningún elemento precursor, se investiga, se hacen esfuerzos, el espíritu vaga a la ventura como en el infinito; si se posee alguna noción previa, en seguida el tiempo se determina, el espíritu se ejercita en un terreno bien circunscrito. Ahora bien, en los tres órdenes de hechos que hemos referido más arriba, la noción previa es manifiesta y cierta. En el primero se requiere algún elemento comprendido en un orden fijo; en el segundo algún recuerdo relacionado con alguno de los lugares determinados; en el tercero guían a uno las leyes de la prosodia. Lo indefinido está suprimido en los tres casos.

Otros hechos constituirán una especie nueva fundada sobre este principio: «todo cuanto presta a las cosas inteligibles una expresión sensible, es un auxiliar de la memoria». Este principio tiene también gran aplicación en el arte de recordar.

Otros hechos constituirán una tercera especie. He aquí el principio: «todo cuanto penetra en el espíritu cuando experimentamos un vivo sentimiento, como el temor, la admiración, la vergüenza, la alegría, se retiene fácilmente», coincidencia que es un auxiliar de la memoria.

Una nueva especie es la cuarta, fundada sobre el principio siguiente: «todo cuanto penetra en el espíritu puro, libre o aligerado de toda preocupación, se graba más profundamente en la memoria». Así acontece con las lecciones aprendidas en la infancia, con aquellos de nuestros trabajos que preceden inmediatamente al sueño, con todo lo que es nuevo, con todo lo que comienza.

Otros hechos forman una quinta especie: la multitud de circunstancias y asideros ofrecidos a la memoria, sírvenle de gran auxiliar; tales son las notas sueltas, la lectura, el recitado en alta voz.

La sexta y última especie tiene por principio que las cosas esperadas y que tienen la atención en suspenso, se retienen muy bien, y que casi no nos acordamos de las que se limitan a pasar. Repasada veinte veces una página, no la aprenderéis tan fácilmente como si la leyerais solo diez veces, procurando a intervalos recitarla de memoria mirando el libro cuando la memoria no alcance.

He aquí, pues, en resumen, seis especies de auxiliares de la memoria, a saber: la supresión de lo indefinido, la expresión sensible de las cosas inteligibles, la coincidencia de un sentimiento vivo, la libertad de espíritu, la multitud de asideros, la atención profunda.

COMENTARIOS

Mariano
 21/10/2019

Gracias por su amor

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