En las pocas páginas de este entretenido librito, el autor nos revela las técnicas que enseña a un amigo para que pueda presumir de llevar en la memoria un calendario perpetuo, es decir, saber el día de la semana para cualquier fecha.

Además de las necesarias operaciones aritméticas, nos expone cómo recordar las cifras básicas con auxilio de frases memorativas y el código fonético.

Una vieja obrita (finales siglo XIX) sin más pretensión que explicar el juego del calendario, un pasatiempo que indirectamente nos adiestra también en el uso de una sencilla mnemotecnia.