Siglos XVII y XVIII
Lectura
recomendada:
En busca de la memoria perfecta: episodios en la historia de las técnicas de memorización
En 1648 se publica en Alemania una obra clave en la historia de la mnemotecnia, la Relatio Novissima ex Parnasso de arte reminiscentiae de Johann Just Winkelmann (aunque firma el libro con el pseudónimo de Stanislaus Mink von Wennsshein). Aquí encontramos por primera vez una técnica basada en el sistema número/letras, que mediante la asignación de determinadas letras a ciertos números, por traslación, convierte cualquier cifra en palabra.
La técnica consiste en crear breves frases memorativas, fáciles de recordar, en las que destaca una palabra clave que representa, según el sistema número/letras, el año del hecho descrito en la frase. Por ejemplo, para recordar la fundación de la universidad de Leiden en 1575 propone esta frase: «Auf dem PLäNLe muß man viel leiden», donde destaca la palabra plänle, cuyas consonantes, en mayúsculas, señalan la cifra del año.
Aunque los ejemplos muestran cómo recordar fechas de hechos históricos, Winkelmann propone la misma idea para memorizar cifras de diversas materias. Esta técnica rompe con toda la tradición mnemotecnica, históricamente basada en los lugares e imágenes del método loci.
Sin embargo, la idea de convertir cifras en palabras al objeto de que sean más fáciles de recordar ya está presente en la obra de un matemático francés, Pierre Hérigon, que en en su Cursus mathematicus de 1634 propone un sistema número/letras, aunque algo primitivo, pues otorga valor a todas las letras —incluyendo vocales— y se limita a generar palabras carentes de significado.
Pero no parece que Winkelmann se inspirase en el trabajo del francés. Poco antes de que publicase su obra, en 1647, encontramos un libro de historia firmado por Johannes Buno donde apreciamos, impresas en los margenes, palabras que representan la fecha de los hechos descritos en el texto según el mismo sistema de Winkelmann. Esta coincidencia hace pensar que tanto Buno como Winkelmann están tomando su sistema número/letras de un autor previo, para nosotros desconocido.
Sea como fuere, el hecho es que esta nueva técnica logra cierto éxito e incluso llama la atención de aquellos filósofos de la segunda mitad del siglo XVII que alguna vez soñaron con crear una lengua universal, entre ellos Leibniz, al que algún despistado ha llegado a atribuir la invención del sistema número/letras.
NOTA. El sistema número/letras también se conoce como «código fonético» por la forma de seleccionar las letras. El proceso generalmente empieza por escoger una letra para cada número (Winkelmann cogía la B, primera consonante del abecedario, para el primer número, el 1; la C, segunda consonante, para el 2; etc.) y después, las letras que quedan libres se unen a aquellas anteriormente seleccionadas de sonido más similar. Por ejemplo, al número representado por la C se añaden la K y Q por ser consonantes de pronunciación parecida. Así, alrededor de cada número tienden a agruparse las letras de fonética similar, de ahí el nombre de código fonético. También se denomina a veces código numérico —o alfanumérico— por razones obvias.
En cualquier caso, corren malos tiempos para el arte de la memoria. El llamado siglo de las luces, en lo que mnemotecnia respecta, bien pudiera llamarse el siglo de la oscuridad, pues el panorama es desolador: a lo largo de todo el siglo XVIII apenas hay nada que destacar. Tan sólo encontramos una excepción, el título Memoria technica de Richard Grey.
Grey publica su libro por primera vez en Inglaterra en 1730 con el subtítulo de «a new method of artificial memory», bastante acertado pues, en efecto, aquí poco encontramos de la mnemotecnia clásica. Toda la obra gira alrededor de una sola técnica, la de las frases memorativas de Winkelmann: en el primer capítulo explica cómo convertir cifras en palabras mediante el sistema número/letras y dedica el resto a enseñar, con cientos de ejemplos, cómo crear frases memorativas para todo aquello que deseemos recordar.
No hay en este libro ni rastro del método loci ni de nada que se le parezca, a pesar de que Grey es conciente de que existe otra mnemotecnia de larga tradición: «[...] the method here proposed is perfectly different from that of Simonides the Cean, so famous among the ancients for being the first inventor of an art of memory, of whom both Tully and Quintilian speak with respect, and of whose method of places and images...», pero no muestra ningún interés por ella: «Having found my own method sufficient for myself, I had no inclination to look after any other».
El libro alcanza un éxito insospechado: se conocen 23 ediciones distintas —principalmente se iban actualizando y añadiendo listas de frases memorativas— y estará periódicamente reimprimiéndose durante 150 años.
Para citar este trabajo, utiliza la siguiente referencia:
SEBASTIÁN PASCUAL, Luis. Breve historia de la mnemotecnia [en línea]. Texinfo ed. 1.2. Mnemotecnia.es, Febrero 2014 [ref. de 09/12/2024]. Disponible en Web: <https://www.mnemotecnia.es/bhm>.
Lectura
recomendada:
En busca de la memoria perfecta: episodios en la historia de las técnicas de memorización