Afirma el autor en la introducción que el libro es «… un discurso sobre la aplicación práctica de principios para memorizar». Y la verdad es que cumple con lo dicho.

Los primeros capítulos presenta los principios básicos sobre los que se fundamentan las técnicas de memorización, pero el autor no se extiende en estas técnicas, que casi ocupan un lugar secundario, sino que procura mostrar más bien estrategias, costumbres o hábitos que, apoyados en estos principios, faciliten la actividad de memorización.

Se busca más potenciar la memoria natural que no desarrollar elaboradas técnicas de memorización, aunque estas también están presentes, claro está.

Los capítulos finales intentan ser una demostración práctica de los conocimientos mostrados, y nos guían en el desarrollo de tareas clásicas como la memorización de discursos, nombres y rostros, vocabulario de idiomas extranjeros, etc.

A esas alturas la lectura ya empieza a hacerse un poco pesada, pues el autor no escatima en palabras y la impresión es que hubiese podido escribir el libro, y explicar lo mismo, con la mitad de páginas. Pero con un poco de paciencia podremos disfrutar de un libro que, aunque no esté centrado en enseñar complejas técnicas de memorización, constituye una buena lectura.